Si algo destaca en la comida checa es la carne, aunque en los últimos tiempos también están abriendo muchos restaurantes vegetarianos gracias al turismo y a los cambios de hábitos en los checos más jóvenes.
Después de un día visitando Praga lo mejor es buscar un buen restaurante para recuperar fuerzas. El primero de los errores cometidos por los no Centroeuropeos es creer que los horarios de los restaurantes checos serán los mismos que los de los países propios, y en ocasiones lo único abierto a las 22.00 van a ser puestos de comida rápida, que están muy bien para comer una Klobasa (salchicha), pero no es la cena ideal. Para ir a cenar a un restaurante checo se recomienda no ir más tarde de las 20.30, incluso antes si es en invierno.
Una vez dentro del restaurante debemos esperar a que nos acomoden, nunca se debe ocupar cualquier mesa vacía sin permiso del camarero correspondiente. ¡Mucho menos muevan una mesa sin autorización! Ya sentados habrá un camarero que atenderá nuestras necesidades de bebida y otro que lo hará con las de comida. No intenten pedir cerveza al camarero de la comida o viceversa, pues cada uno tiene su tarea correspondiente asignada.
Ya estamos sentados y ahora…¿Qué podemos pedir?
Respecto a la bebida, la cerveza es la bebida nacional checa, son el país que más cerveza consume per cápita y están muy orgullosos de ello. Si pueden prueben una cerveza checa de algún pivovar (micro cervecería), o bien una cerveza checa tankovna (de tanque). Para quien no quiera cerveza siempre existe la opción de pedir una limonáda, que curiosamente no es de limón (la de limón se llama citronada) sino una bebida de soda con algún sabor a frutas.
Como entrante no puede faltar una polevka (sopa). En la comida checa las hay de todos los productos: Gulášová (de goulash), Česneková (de ajo), Bramborová (de patata), Rajčatová (de tomate), Čočková (de lentejas), Cibulová (de cebolla), Hrášková (de guisantes)… y un largo etcétera.
Respecto a los platos principales en la comida checa, casi todos destacan por la carne de caza. En este sentido la cocina checa es muy similar a la de sus vecinos alemanes, austríacos, eslovacos o incluso la cocina húngara. El Gulaš es conocido en español como el estofado húngaro, si bien es un plato muy tradicional en la comida checa, un estofado que puede ser de diferentes carnes (cerdo, jabalí, ciervo… incluso existe la versión vegetariana que es con champiñones) y, al contrario que en Hungría, se acompaña de knedlíky (una masa esponjosa de patata, huevo y harina). También se acompaña de esta particular “albóndiga” el Svíčková na smetaně (carne de ternera cortada en rodajas, acompañada de una salsa de verduras, una rodaja de limón, nata y una salsa de arándanos).
¿Qué podemos comer para acompañar la comida o post-comida?
Otro de los acompañantes más comunes en la comida checa es el zelí (col fermentada o chucrut). Uno de los considerados plato nacional checo e el vepřo knedlo zelo (que es carne de cerdo asada con zelí y knedlíky). De cerdo también es el famoso koleno que no puede faltar en un menú checo, es decir, el codillo o rodilla de cerdo, habitualmente es un plato que debe compartirse ya que suelen ser piezas de 1kg. El Řízek (filete empanado) suele ser o bien kuřecí řízek (de pollo) o bien vepřový řízek (de cerdo), que habitualmente se sirve con Hranolky (es decir, patatas fritas), con Bramborák (tortitas de patata, huevo, algo de leche y harina con diferentes especias y fritas) o con Bramborový salát (ensalada de patata con mayonesa y vinagre)
Más allá del filete empanado, el pollo no es muy habitual en la comida checa. Sí lo son el Kachna (pato) ou Krůtí (pavo). Tampoco el pescado es común en las mesas de Chequia, el poco que hay suele ser de río como la Pstruh (trucha), Kapr (carpa) o Losos (salmón).
Los platos vegetarianos brillan por su ausencia en la comida checa, a excepción de las Salát (ensaladas) o el Smažený sýr (queso frito). Tampoco destacan en Chequia por sus postres más allá del Medovník (tarta de miel con nata, nueces y canela), Štrůdl (strudel, pastel de manzana), Palačinky (creps) o los Ovocné Knedlíky (Knedlíky rellenos de fruta). Después de comer, para ayudar a hacer la digestión, podemos optar por dos tipos de digestivos típicos de la gastronomía checa: el Becherovka (un licor de unas 30 hierbas con 38% de alcohol) o el Slivovice (un brandy de ciruela cuya graduación alcohólica puede ir del 25% al 70%).
Después de este atracón de comida checa, marinada con una de las mejores cervezas del mundo, un buen postre y un digestivo checo para terminar, estaremos listos para afrontar otro día por las adoquinadas calles de Praga.
Se puede decir que para ver Praga, también debemos conocer su fantástica gastronomía.
Deja un comentario